Querétaro, Qro., 13 octubre de 2025.
Con apenas 18 años, Dorian Trejo se ha convertido en una de las promesas más sólidas de la lucha grecorromana en Querétaro. Su disciplina, mentalidad y entrega lo han llevado a representar a México en competencias internacionales, enfrentándose a atletas de élite e incluso a medallistas olímpicos, demostrando que el talento queretano tiene nivel mundial.

Su historia comenzó casi por casualidad. Hiperactivo desde pequeño, Dorian pasó por el fútbol americano antes de descubrir su verdadera pasión. “Cerca de la casa de mi abuelita había un octágono de peleas de UFC. Le pedí a mi mamá que me inscribiera y ahí conocí a un profesor que me presentó la lucha grecorromana. Desde entonces no he parado”, recuerda.
Bajo la guía del entrenador Juan Carlos Linares, de origen cubano, y con la influencia inicial del profesor Samuel Gurría Vigueras, Dorian comenzó su preparación desde los 11 años, sin imaginar que años después estaría compitiendo contra atletas adultos de más de 25 años. “Mi primer Panamericano fue en México, y ahí entendí que esto iba en serio. Sin darme cuenta ya estaba construyendo mi carrera”, relata.
Una vida de disciplina y sacrificio
Su rutina no deja espacio para la improvisación: cuatro horas diarias de entrenamiento entre el gimnasio y el tatami, combinadas con sus estudios universitarios. “Mi día empieza en la universidad, luego entreno lucha y en la tarde hago preparación física con mi papá. Él me ayuda en esa parte. Es pesado, pero me gusta”, comenta con serenidad.
La constancia lo ha llevado a entrenar en las instalaciones del Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR) y en la CONADE, donde ha formado parte de concentraciones para Panamericanos Junior. “Son meses de preparación intensa: comer, dormir, entrenar, repetir. A veces no hay tiempo ni para salir, pero lo disfruto al máximo”, asegura.

Dorian reconoce que el camino del deportista implica sacrificios personales: “No me interesa tener una relación ahorita. Primero está la lucha, luego la lucha y después la lucha. Si uno quiere llegar lejos, tiene que estar enfocado”.
De Querétaro al mundo
El joven luchador ha competido ya en torneos internacionales, enfrentándose a rivales de países como Cuba y Honduras, entre ellos a Gabriel Rosillo, medallista olímpico y campeón mundial. “No me intimidan los mayores, sé que tarde o temprano voy hacia allá. Entrenar con los más grandes me ha hecho más fuerte”, afirma.

Ha tenido la oportunidad de conocer Europa, cuna de la lucha grecorromana, donde comprendió la diferencia de nivel entre los competidores latinoamericanos y los europeos. “Allá la lucha es otra cosa. Son más duros, tienen una cultura del esfuerzo impresionante. Pero eso me motiva a mejorar cada día”, comparte.
Su objetivo inmediato está claro: clasificar a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y con ello, dar el siguiente paso hacia el ciclo olímpico rumbo a París 2028. “Mi meta es entrar al medallero y representar a México en el más alto nivel. Estoy trabajando para eso”, asegura con determinación.
El apoyo familiar, su mayor impulso
Trejo reconoce que detrás de cada logro está su familia. “Mi mamá ha sido mi mayor patrocinadora, siempre ha peleado por mí. Y mi papá me entrena físicamente. Sin ellos no estaría aquí”, comenta agradecido.
También destaca la influencia de sus entrenadores: “Mis profesores han sido como segundos padres. Me han enseñado disciplina, respeto y compromiso. Gracias a ellos soy lo que soy”.
Inspiración para las nuevas generaciones
Dorian envía un mensaje claro a los jóvenes: “Sean constantes y disciplinados. El deporte cambia vidas. A veces llegas triste o enojado, pero tus compañeros te hacen reír y se te olvida todo. Es una forma de vida sana y muy bonita”.
Con humildad, pero con la mirada puesta en lo más alto, Dorian Trejo continúa su preparación desde Querétaro, convencido de que la lucha es más que un deporte: es una escuela de carácter y una forma de construir sueños con esfuerzo diario.